Producción de alimentos y ambiente
Por Héctor Bourges
La gran riqueza física y sobre todo biológica del planeta en que vivimos es el resultado de numerosos equilibrios. La ruptura o alteración de cualquiera de ellos puede causar efectos devastadores que acabarían con la vida humana. Uno de tales equilibrios es el climático; hoy en día está plenamente aceptado que existe un calentamiento mundial que aunque ha sido de menos un grado Celcius en los últimos 40 o 50 años, está ya teniendo repercusiones claras sobre el clima y, para muchos, constituye una de las principales amenazas para la vida humana por sus efectos potenciales en la producción de alimentos y en la aparición de epidemias.
Puede ser que este calentamiento se trate apenas de una faceta de un ciclo normal en la naturaleza, puede ser consecuencia de la emisión de los llamados gases de efecto invernadero (GEI) que son principalmente el bióxido de carbono, el metan y el óxido nitroso o podría ser consecuencia de algunos otros factores. Sin embargo, una parte significativa de la emisión de los GEI es consecuencia de actividades humanas, en especial de la ganadería intensiva (y del tipo de agricultura ligado con ella que también se vuelve intensiva por la presión de la descomunal demanda ganadera) y del excesivo consumo del petróleo y otros combustibles fósiles, a lo que se agrega el metano que producen las reses que es 5 veces más que el metano de origen agrícola por lo que, al menos en principio, la reducción de dichas actividades permitirá la reducción de la emisión de GEI.
El artículo completo se publicó en la revista Cuadernos de Nutrición, Vol. 39, No. 5 Periodo septiembre-octubre 2016, páginas 162-163.